¿Por qué leo? ¿Qué tienen los libros que no tengan los otros hobbies? ¿De verdad merece la
pena leer tanto o es mejor esperar a que salga la película? Son preguntas a las
cuales todo lector tiene que enfrentarse en su vida, no porque él se lo
plantee, sino porque hoy en día parece imposible que haya alguien con tal amor
por los libros. Parece que la lectura es un hobby secundario, algo que puedes hacer
cuando no tienes conexión a Internet o no dan nada interesante en la tele.
Supongo que desde niño me ha encantado leer. Empecé en esto de la
palabra escrita de muy pequeño, con esos cuentos que todos conocemos: casas de
chocolate, conejos con reloj, espejos mágicos, princesas hechizadas, brujas,
dragones, sirenas, piratas… Historias que rozaban lo imposible, pero que me
hacían soñar e imaginar. Historias que engullía furtivamente, como si cada una
fuese la última. Historias adictivas que no saciaban mi sed y me llevaban a
buscar más.
Parece ser que nunca tuve suficiente. Mi estantería está repleta
de títulos inolvidables que marcaron mi infancia y adolescencia. Libros de
fantasía juvenil como Las
Crónicas de Prydain, El
Maleficio, La Guerra de las
Brujas, El Mar de los
Trolls, Runas…
Además de las archiconocidas sagas de Harry Potter y Narnia, que, aunque a mi
modo de ver son bastante menos originales que los títulos que he mencionado
antes, hay que reconocer que han sabido convertir a una generación de niños en
lectores.
Conforme uno crece se amplían sus horizontes, sus intereses,
digamos, se refinan. Los míos tiran hacia una fantasía un poco más adulta y,
cómo no, la Historia, tanto ficción histórica como biografías de personajes que
admiro. Pensaréis que qué interés tiene leer novelas históricas si ya sabes
cómo es el final. La verdad es que eso es lo de menos, lo importante es dejarte
llevar, que las palabras del escritor te transporten a una época distinta. Es
cierto, al final de la historia a Julio César siempre lo cosen a puñaladas en el
Senado, los alemanes pierden las dos Guerras Mundiales, y a Ana Bolena siempre la decapitan pero no importa,
lo importante no es tanto el “qué” sino el “cómo”. Una novela bien escrita
puede hacerte olvidar que ya te sabes el final.
Estos son solo algunos de mis tesoros. CC Atribution 3.0 |
Con un libro puedes reír, llorar, suspirar de alivio, gruñir de
frustración… Es sorprendente cómo un poco de papel y tinta son capaces de
llevarnos a mundos que, de otra manera, seríamos incapaces de visitar.
Igor
Garjón Sanz, lecturómano
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Igor:
ResponderEliminarRespecto a la autoría y licencia de las imágenes, echa un vistazo a la forma de ponerlas en el pie de foto que hace el compañero Hernando:
http://apologiadelasletras.wordpress.com/2013/09/19/filosofia-para-locos/
Saludos.
¡Muchas gracias!
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