viernes, 20 de septiembre de 2013

Historias

¿Por qué leo? ¿Qué tienen los libros que no tengan los otros hobbies? ¿De verdad merece la pena leer tanto o es mejor esperar a que salga la película? Son preguntas a las cuales todo lector tiene que enfrentarse en su vida, no porque él se lo plantee, sino porque hoy en día parece imposible que haya alguien con tal amor por los libros. Parece que la lectura es un hobby secundario, algo que puedes hacer cuando no tienes conexión a Internet o no dan nada interesante en la tele.


Supongo que desde niño me ha encantado leer. Empecé en esto de la palabra escrita de muy pequeño, con esos cuentos que todos conocemos: casas de chocolate, conejos con reloj, espejos mágicos, princesas hechizadas, brujas, dragones, sirenas, piratas… Historias que rozaban lo imposible, pero que me hacían soñar e imaginar. Historias que engullía furtivamente, como si cada una fuese la última. Historias adictivas que no saciaban mi sed y me llevaban a buscar más.

Parece ser que nunca tuve suficiente. Mi estantería está repleta de títulos inolvidables que marcaron mi infancia y adolescencia. Libros de fantasía juvenil como Las Crónicas de Prydain, El Maleficio, La Guerra de las Brujas, El Mar de los Trolls, Runas… Además de las archiconocidas sagas de Harry Potter y Narnia, que, aunque a mi modo de ver son bastante menos originales que los títulos que he mencionado antes, hay que reconocer que han sabido convertir a una generación de niños en lectores.

Conforme uno crece se amplían sus horizontes, sus intereses, digamos, se refinan. Los míos tiran hacia una fantasía un poco más adulta y, cómo no, la Historia, tanto ficción histórica como biografías de personajes que admiro. Pensaréis que qué interés tiene leer novelas históricas si ya sabes cómo es el final. La verdad es que eso es lo de menos, lo importante es dejarte llevar, que las palabras del escritor te transporten a una época distinta. Es cierto, al final de la historia a Julio César siempre lo cosen a puñaladas en el Senado, los alemanes pierden las dos Guerras Mundiales, y a Ana Bolena siempre la decapitan pero no importa, lo importante no es tanto el “qué” sino el “cómo”. Una novela bien escrita puede hacerte olvidar que ya te sabes el final.


Estos son solo algunos de mis tesoros.
CC Atribution 3.0



Con un libro puedes reír, llorar, suspirar de alivio, gruñir de frustración… Es sorprendente cómo un poco de papel y tinta son capaces de llevarnos a mundos que, de otra manera, seríamos incapaces de visitar.


Yo leo porque me apasiona y me entretiene, porque después de tantos años, aún hay huecos en mi estantería (la de mi cuarto y la de dentro) para rellenarlos con historias. Y porque tal vez así, buscando historias, algún día seré capaz de contar las mías.



2 comentarios:

  1. Igor:
    Respecto a la autoría y licencia de las imágenes, echa un vistazo a la forma de ponerlas en el pie de foto que hace el compañero Hernando:
    http://apologiadelasletras.wordpress.com/2013/09/19/filosofia-para-locos/
    Saludos.

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